Las crisis suelen llegar sin previo aviso. Pero esta vez el escenario es diferente. Con un contexto económico y social sin precedentes, los expertos predicen un empeoramiento de la inestabilidad en la economía mundial.
La expectativa en 2020 era que las economías mejorarían a medida que nos recuperáramos de la pandemia del Covid-19. Sin embargo, el pronóstico para la economía mundial hasta 2024 no es alentador.
Las proyecciones revelan una ralentización del crecimiento incluso en los países en desarrollo (que suelen registrar mejores tasas), con una expansión muy por debajo de las expectativas. Los datos del Banco Mundial en su informe más reciente sobre Perspectivas Económicas Mundiales revelan una probable crisis mundial ante la elevada inflación, los tipos de interés igualmente altos y la reducción de las inversiones.
Aumento de la inflación, caída del crecimiento económico
Las previsiones del Banco Mundial indican que la economía mundial crecerá un 1,7% este año y un 2,7% en 2024. Estas cifras reflejan una situación generalizada que afectará a los mercados de todos los continentes, con expectativas de bajo crecimiento para el 95% de las economías del primer mundo y para aproximadamente el 70% de las economías en desarrollo.
Se calcula que en 2024 la economía mundial crecerá un 6% menos de lo previsto para 2020, el año anterior al estallido de la pandemia del Covid-19. En un contexto más alarmante, estos datos encienden la luz roja para las empresas de todo el mundo: con estas perspectivas debilitadas, cualquier acontecimiento adverso puede iniciar una recesión.
Un aumento de los casos de Covid-19, las tensiones militares entre países o la fragilización bancaria con quiebras de bancos como Silicon Valley Bank y el rescate de Republic Bank y Credit Suisse podrían ser el empujón que falta. Acontecimientos de este tipo pueden provocar la caída en picada del PIB, el descenso de los ingresos reales, el aumento del desempleo y la inactividad de las industrias, con empresas de diversos segmentos experimentando graves crisis o incluso llegando a la quiebra.
Inflación por encima de los niveles prepandémicos
A pesar de tender a la baja a finales del próximo año, la inflación se mantendrá por encima de las tasas obtenidas antes del inicio de la pandemia del coronavirus. La elevada inflación, unida a las previsiones de bajo crecimiento económico en 2024, provocará una reducción de la demanda exterior y la depreciación de las monedas de las economías emergentes. Se prevé una ralentización del crecimiento de las economías avanzadas, que pasará del 2,5% en 2022 al 0,5% en 2023.
En los últimos 20 años, descensos de esta magnitud precedieron a recesiones mundiales (en 2009 y 2020). Para EE.UU. en 2023, por ejemplo, se pronostican los peores resultados económicos fuera de los periodos de recesión en 53 años.
Lo que dicen los expertos
Sin embargo, hay quienes creen que la crisis es inevitable, con o sin grandes imprevistos mundiales. Tom Simons, economista especializado en el mercado financiero, predice un periodo de recesión clásica.
Según Simons, el aumento de la inflación y de los tipos de interés debería provocar una caída significativa de los márgenes de beneficio de las organizaciones, lo que se traduciría en recortes de gastos que deberían comenzar por reducciones de personal. Simons cree que este agravamiento de la crisis comenzará a mediados de este año y afectará tanto a las economías avanzadas como a las que están en vías de desarrollo.
Por otro lado, las opiniones empiezan a dividirse entre los académicos. Las anomalías del contexto económico actual pueden implicar un comportamiento diferente de los mercados, dando lugar a desarrollos inesperados. Mark Zandi, responsable de economía de Moods Analytics, afirma que la simple expectativa de una recesión puede conducir a resultados inesperados.
Según Zandi, con todo el mundo previendo y preparándose para la crisis, un fenómeno prácticamente sin precedentes, el panorama puede evolucionar de forma diferente, dando lugar a un enfriamiento de la inflación e incluso a un posible descenso de la tasa de desempleo.
La certeza que tenemos es que la crisis está aquí, después de todo, niveles de crecimiento económico como los actuales apuntan históricamente a la aparición de otra recesión mundial. Sin embargo, es difícil decir cuál será el alcance de los daños y el impacto en los diferentes mercados.
Así pues, los directivos sólo pueden vigilar los tipos de interés y analizar detenidamente cómo afectará la inestabilidad económica a los diferentes aspectos de su negocio: desde la relación con los proveedores hasta el poder adquisitivo de los clientes. Sólo entonces será posible tomar medidas específicas que ayuden a preservar los márgenes sin comprometer la producción y el posicionamiento en el mercado durante los próximos dos años.
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